Por: Ronald Muzzangue

La figura de la dama en ajedrez es más que una pieza en el tablero, es la encarnación estratégica de uno de sus elementos centrales. Pero también simboliza la resistencia y el sentido de la mujer por su lucha en un mundo normalmente dominado por hombres. Simboliza también la fuerza, inteligencia y agilidad de las mujeres en su camino por la igualdad y el reconocimiento. Es única por tener una movilidad inusual en cualquier dirección. Es capaz de moverse en cualquier dirección y conquistando terrenos inaccesibles hasta entonces. Esto se ha demostrado igualmente en el caso de las mujeres a lo largo del tiempo; han superado los obstáculos y las expectativas para adentrarse. Han conquistado nuevos terrenos en todos los campos y en todas las áreas de la vida.
A través de la historia, mujeres como Judit Polgár, ha sido considerada como una de las mejores ajedrecistas de todos los tiempos. Han roto barreras y desafiado estereotipos, demuestrando que la maestría sobre el tablero no tiene género y su valentía y habílidad estratégica han inspirado a generaciones de mujeres a perseguir sus metas, no obstante las limitaciones sociales.

La Dama en el ajedrez puede ser una fuerza determinante en el curso de una partida, pero las mujeres sí han sido agentes de cambio en la historia, influyendo en la dirección de los sucesos y contribuyendo al bienestar en general. Su toma activa de decisiones y capacidad de liderazgo han sido elementos esenciales del progreso y desarrollo humano.
La Dama de Ajedrez se convierte en un poderoso símbolo que refleja la fortaleza, la inteligencia y la capacidad de las mujeres para desafiar las normas, trascender fronteras y dejar huella en el mundo. Esto nos hace ver claramente que la vida es como un tablero en el que todos pueden jugar y cada movimiento, una jugada magistral.